sábado, 23 de febrero de 2013

Masajes relajantes


Existen muchos tipos de masajes eróticos. Básicamente, la diferencia es que en este tipo de masajes no se busca descontracturar la musculatura ni aliviar dolores, sino resaltar y centrarnos en nuestra parte sensitiva. Muchos de ellos incluyen la zona genital como una parte más del cuerpo.
Al hablar de masajes eróticos mucha gente se echa las manos a la cabeza… “¿Cómo? ¿Un masaje donde te toca los genitales una persona desconocida?”. En realidad, el masaje erótico puedes recibirlo de una persona desconocida, de una conocida o de ti misma. Es una manera de tomar contacto con tu cuerpo como un todo sensitivo. La clave está en que la finalidad no es tener un orgasmo, sino disfrutar de tu cuerpo durante todo el proceso. Hemos aprendido que el placer sólo se centra en la zona genital y que recrearse en el resto del cuerpo es un mero calentamiento. Con esa mentalidad, ¡lo que nos perdemos!
El orgasmo no es el objetivo del automasaje. El objetivo es explorar cada centímetro de piel, tus sensaciones, atrévete a probar ritmos que hasta ahora no habías experimentado
Para realizar un automasaje erótico tan sólo hay que buscar un espacio cómodo. Acondiciónalo a tu gusto. Puedes recrearte con una buena música, preferentemente sin letra para no despistarte. Y una vez que estés cómoda o cómodo, comienza a acariciarte todo el cuerpo. Y recuerda: el orgasmo no es el objetivo. El objetivo es explorar cada centímetro de piel, tus sensaciones, atrévete a probar ritmos que hasta ahora no habías experimentado. Sé consciente de tu respiración. Y sobre todo, disfrútate. Importante no tener límite de tiempo. Y, en el caso de tenerlo, intenta que sea mínimo una hora para no andar con prisa.
Si decides practicarlo con una persona conocida es importante que os centréis en las propias sensaciones, sin expectativas de ningún tipo sobre la otra persona. Concéntrate en lo que a ti te hace disfrutar, no en lo que creas que le va a gustar más a la otra persona. Tanto al recibirlo como al darlo. En este último punto, el darlo, suele costar dirigir nuestro foco a cómo me gusta a mí tocar a la otra persona. El hecho de que cueste no significa que sea imposible. Rétate a probarlo. Disfruta tocando el cuerpo de otra persona. Utiliza todo tu cuerpo para ello, no sólo las manos. Y recuerda que sólo tú marcas tus límites.
Si lo haces con una persona conocida, concéntrate en lo que a ti te hace disfrutar, no en lo que creas que le va a gustar más a la otra persona.Tanto al recibirlo como al darlo
En el caso de que te apetezca con una persona desconocida, hazlo con alguien que te inspire confianza y puedas relajarte. Hay gente que dice que no quiere recibir este tipo de masajes de una persona desconocida porque se van a aprovechar. La primera vez que lo oí creí que no lo había entendido bien. Es decir, que porque se incluya el cuerpo entero ¿la otra persona se va a aprovechar? ¿Y lo que disfrutas tú no cuenta?.
Los masajes eróticos son el vehículo perfecto para romper con el esquema de relaciones sexuales que solemos tener instalado en nuestra cabeza. Este tipo de masajes también pueden considerarse relaciones sexuales, sólo que no incluyen lo que hace siglos se consideraba imprescindible para considerarla como tales. Lo que se propicia con ellas es favorecer al abandono del control y centrarse en recibir. Es decir, centra tu foco en ti.
“Me abandoné a las sensaciones y descubrí reacciones de mi cuerpo de las que hasta ese momento no había sido consciente. Y lo que más me gustó fue la sensación de recibir sin más, de no pensar qué hacer para hacerlo bien”